domingo, 10 de abril de 2011

El origen

Hace casi 3 años me surgió la posibilidad de viajar a Polonia. La tierra que vio nacer a mi abuela y abuelo materno. El viaje era para mi una visita a lo narrado por mi abuela como una tierra llena de praderas y lagos donde la educación es escasa y la religión lo es todo. Claro que mi abuela vivió solo hasta la adolescencia allí cuando se vio forzada a huir de su país durante la segunda guerra mundial.
Tenía una idea de lo que para mi abuela representaba Polonia. A su vez mis tías hijas de ella parecían tener otra idea diferente. Crecí en un club polaco que me enseño a leer, hablar, cantar y bailar polaco. Tal como un Ucraniano baila tango y cree conocer la cultura argentina yo creía conocerla. Claro que no duro mucho esta idea.
Toda esa vida de aprender a ser y hacer como un polaco me llevo a la conclusión de que por más que pueda tener una noción de las costumbres y creencias de los polacos nunca voy realmente a conocer esa cultura. Como quien cree entender un niño sin darse cuenta que su ideología y estructura de pensamiento son completamente distintas.
Todos creían saber que cuando llegara allí encontraría una forma de actuar, de pensar, los lugares estos, las costumbres estas. 
Quería averiguar que era de lo que había aprendido de la colectividad y de mi abuela que era cierto. Me intrigaba la relación con la religión. La relación con la guerra. Quería saber que pensaba un polaco de todo esto pero sin preguntarlo directamente. Y sabiendo que por mucho esfuerzo que haga no podría realmente conocerlo en fundamento a su lógica y estructura de pensamiento.
Quería observar y escuchar. No preguntar. Por que sabia que preguntando iba a encontrar una respuesta mentirosa, oculta o la no respuesta en lo absoluto. Y eso sería fatal para mi proyecto.
Fui con mi cámara de video y mis dos cámaras fotográficas. La mayor parte del registro fue documental y solo con la cámara digital obtuve las típicas fotos de viaje turístico.
Pero me encontré en el viaje con la sorpresa de que transcurriría todo en casas de familia directa de mi madre. Que tenía como 20 primos directos, y tíos. Que conocería la tierra donde mis abuelos vivían. Que sus vecinos y amigos estaban allí.
Fue un verdadero viaje y yo en el camino registrando mis preguntas. Observando. Sorprendida cada día más.